Antes de terminar las maletas
deja que te cuente una cosa
Como voy a poder olvidarme
de ese instante, en aquella escalera
la vez primera, que vi a mi Rosa
Desde entonces, paseos a media tarde
dedos entrelazados, caricias interminables
besos de piel de gallina
yo tu abrigo, yo tu manta
tu mi santa medicina
Imposible no recordar
cuando sentados en aquel bar
un hermoso día de domingo
entre tapas de te quieros y copas de vino
de rodillas y casi sin poder hablar
te pedí que te casaras conmigo
Y me hiciste más hombre
al hacerte mi mujer
Si parece que fue ayer
ese momento de la historia colosal
que pusiste mi mano en tu vientre
y me dijiste cariño, te corono papá
Eres mi llave, eres mi clave
mi veleta, mi muleta,
mi remanso de paz
No te preocupes querida Rosa
que aunque tu memoria
todo ello y hasta mi nombre haya borrado
y en esta silla yo permanezca
de por siempre postrado
todavía excedo, todavía me sobran fuerzas
No te preocupes Rosa querida
si a nuestros ochenta
haciendo maletas para una residencia
pero juntos los dos… juntos para toda la vida