Permítanme que encienda un cigarro
antes de comenzar con esta historia,
perdonen que un don nadie se relaje
y disfrute de su ratito de gloria.
Lo daba por olvidado, hasta de ello había renegado.
ni pintaba, ni escribía porque ya no sentía
pues otros se
habían preocupado
de enterrar, de encerrar, lo que este loco
a los cuatros vientos, pregonaba y vendía.
Permítanme otra caladita de gloria.
Loco, por dibujar a carboncillo la verdad
blasfemo por creer, como un tal Jesús,
que de norte a sur, todos somos iguales
que de norte a sur, todos somos iguales
Quijote por repartir, cartas impresas de libertad.
Pero que de vueltecitas da esta noria.
Cada uno a su casilla, cada uno a su lugar,
espero que no sepa a soberbia, pues llevo
por lanza y escudo mi modestia, sobre todo
espero que no sepa a soberbia, pues llevo
por lanza y escudo mi modestia, sobre todo
disculpen a quien moleste mi humo
ya que este Cartero jubilado, su saca a desempolvado
expresando que continua vivo
y a vida sabe Simplemente... el cigarro que yo me
fumo.
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