El era
un gitano del barrio del sur,
ella
una paya de altas esferas
quererse
a rabiar, se querían los dos
aunque para sus familia una deshonra sería,
unidos imposible que estuvieran.
Por ello a escondías declaraban su amor,
él le
tocaba bulerías de un te quiero,
ella en sus rodillas le verseaba y besaba por
Quevedo.
Sonaban redobles de corazón
El
gitano en su poblado, ella en su castillo subsistía
Separados
por la inmensidad racial y el qué dirán.
Agonía interminable, estoques a medio clavar
Cansado de
la situación, tantas vueltas le dio,
que el
gitano pensó, mirando hacia las estrellas.
-Si no
es en esta vida-, en un ataque de locura
perdiendo
la cordura, -aquí mismo me la quito
y
espero hay arriba a mi paya bella-.
Así fue,
su promesa el buen Romeo cumplió
Y ella,
que esa noche por la torre escapó
cuando vio muerto a su amor, sin flaquear
hizo
igual que… la apasionada Julieta
Esta
historia se repite una y otra vez
Vivimos
ciegos, deberíamos saber
que a
todos nos corre el mismo amor por las venas.
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