Todavía es temprano,
voy a prepararme un cafelito.
Al calor de mi bata y
con la taza en la mano
veo como sueña mi angelito.
La arropo con ternura,
a besos me la comería
pensaba mientras su ropa doblaba y
con los ojos cerrados, profundamente la olía.
Entonces oyó una voz que susurró
Lanzándose a sus brazos
¡Mama buenos días!
Desayunaron entre risas
Princesa y Reina desayunaron
y sin ningún tipo de prisa
una a otra sus cabellos peinaron.
Le colgó su mochilita,
hasta el portal la acompañó
¡Mama! No quiero ir con mi padre
Él me ignora, me grita.
No llores hija, la próxima semana te tengo yo.
Tras la puerta, lagrimas desconsoladas,
entre llantos ella repasaba.
Primero el que presumía de marido
mal trecho y mal herido,
mi cuerpo abandonaba.
Por si fuese escasa la humillación
Un juez con sus disposiciones
revienta mi corazón
dejándolo... colmado de moratones.
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